Roxanne Del Carmen Cabrera Baptista es una joven de 22 años egresada de la carrera de Derecho de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), quien inició sus estudios en el año 2013 y finalizó recientemente en el 2018. Hasta el 30 de agosto de este año estuvo trabajando como asistente legal en la firma Torres Plaz & Araujo, en el departamento de Derecho Administrativo Económico, y a partir del 18 de septiembre esta Ucabista pondrá en alto el nombre de la universidad al comenzar a ser visitante profesional de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

Inició sus estudios en esta alma mater a pesar de que no era su primera opción, sin embargo luego de dos meses en la UCAB se dio cuenta de que esta era la universidad adecuada para ella.

Desde el primer día me había enamorado de las clases, del campus, de la diversidad de estudiantes y hasta había hecho los amigos que mantuve hasta el último día de la carrera. Haber estudiado en la UCAB era lo que tenía que ocurrir y estoy muy feliz de eso.

Roxanne comenta que estudiar una carrera contrasta con la idea que se tiene de la misma al principio, pero que a pesar de esto ella nunca dejó de sentir pasión por su vocación y siempre busca la manera de ayudar al prójimo mediante las leyes.

Si bien [las leyes] en algunos casos ayuda, en otros puede ser un obstáculo, y siempre hay que trabajar en ellas porque van cambiando como la sociedad lo hace. Hay todavía muchas situaciones que se ignoran, o que no se les da la importancia que merecen, y que colocan en desventaja a personas o grupos que necesitan de protección jurídica.

Durante sus años de estudios, Roxanne trabajó como voluntaria en el Centro de Derechos Humanos de la UCAB por un corto periodo de tiempo, lo cual se convirtió en su primer acercamiento a lo que quería dedicarse.

Posteriormente, del año 2016 al 2017, participó durante dos años en la Delegación que representa a la UCAB y a Venezuela en la Competencia Eduardo Jiménez de Aréchaga (CEJA), la cual consiste en un moot court de Derechos Humanos que organiza la Asociación Costarricense de Derecho Internacional (ACODI) en San José, Costa Rica.

En su primera participación, Roxanne desempeñó el papel de oradora y su delegación alcanzó las semifinales de la competencia, obteniendo también el premio al mejor Memorial de Víctimas. Luego, en el año siguiente, participó como entrenadora y oradora del equipo, logrando por primera vez para Venezuela el Primer lugar en la competencia. El premio por dicho logro consistía en poder realizar una pasantía en la Corte Interamericana de Derechos Humanos, la cual se encontrará llevando a cabo desde el mes de septiembre hasta diciembre de este año.

Roxanne comenta que durante cuatro años de su carrera obtuvo apoyo económico, específicamente en el programa de Financiamiento Educativo, el cual permite que el estudiante pueda pagar la matrícula incluso luego de culminar sus estudios.

Durante los dos primeros años de carrera, al tener el apoyo económico me dedicaba a aprovechar las actividades que organiza la Universidad, foros y congresos que me permitían crecer académicamente en el área; a diferencia de los otros años donde salía de clases a trabajar en varios escritorios jurídicos que, si bien me ayudaba también en un nivel profesional, no me permitía invertir las tardes en actividades de la Universidad.

Acerca del fondo de becas, Roxanne lamenta que en el país sea cada vez más difícil, e incluso inalcanzable para algunos, poder cursar una carrera universitaria, y que incluso un gran número de estudiantes se haya tenido que retirar de la universidad debido al problema económico. Comenta que, ante la imposibilidad de enfrentar los gastos universitarios, las personas se dedican a otros oficios y cada vez hay menos profesionales en el país.

Deben existir manos amigas que ayuden a impulsar a los jóvenes que quieren crecer académicamente; y eso no se reduce a costear una matrícula, sino a apoyar las iniciativas de las delegaciones universitarias que se han encargado de dejar en alto el nombre del país demostrando que, a pesar de todo lo que ocurre en Venezuela, todavía queda mucho por ofrecer y mucho talento que puede tener un impacto más allá de la frontera.

Los jóvenes del país necesitan apoyo para que no queden en la sombra sus sueños y para que no solamente ellos, sino todos los que compartimos esta nacionalidad, puedan decir con orgullo donde quiera que estén que son venezolanos.